Nuestras Tradiciones – Las Hurdes

En Las Hurdes, existen multitud de tradiciones festivas en las cuales participa toda la comarca. Estas tradiciones han ido pasando de generación en generación, y actualmente siguen teniendo un arraigo social muy importante. Cada pueblo o alquería tiene una fiesta principal generalmente dedicada al patrón.

Aparte de las fiestas patronales, existen en la comarca otras tradiciones arraigadas en muchos de sus pueblos de carácter costumbrista como la celebración de los carnavales, que adquiere un ámbito comarcal; y otras que tienen ciertas manifestaciones etnográficas y culturales.

En todas las celebraciones y manifestaciones festivas el folklore tiene un papel relevante. En cada una de ellas el tamboril, la chirimía y la gaita sonará al igual que las castañuelas y se comenzarán las danzas y bailes típicos de la localidad, que podrán ser: los ramos, el sindo, el picau jurdanu, la espiga, valdobino, jota jurdana, la mona, la jaba, la charra, baile de las morcillas, zancos o chancos o la botella.

La propia personalidad del hurdano, y el «sociocentrismo» en que se ha visto sumida la sociedad hurdana, ha permitido que el propio hurdano haya creado sus propios instrumentos con los cuales representar sus ciclos de vida.

El calendario natural, muy presente en una sociedad pastoril como la hurdana, determina los períodos festivos, religiosos o paganos, que los hurdanos a lo largo de la historia han cumplido con cierto rigor.

Conoce las Tradiciones de Las Hurdes

De un gran arraigo costumbrista y mítico, se conserva el carnaval hurdano como una de las fuentes históricas mejor guardadas. Es difícil establecer el origen y lugar propio del carnaval (se apunta más bien a la alquería de Cerezal como la esencia misma), pero sin duda, es el marco geográfico en su conjunto el que le da un carácter especial, rodeado de naturaleza y entremezclado con la arquitectura vernácula de piedra y pizarra.

El espíritu anárquico que conlleva el carnaval, da lugar a que se pongan de manifiesto los fuertes lazos convivenciales de esta antigua comunidad pastoril que guarda para este tipo de actuaciones todo un legado de mitos y leyendas, y cuyos miedos intentan sacar al exterior.

Colorido, costumbrismo y sabor tradicional son algunos de los adjetivos que se pueden proclamar en torno a esta festividad, caracterizados por personajes que mantienen una dualidad hombre-animal, ya incluso desde tiempos prehistóricos.

Así podemos hablar de personajes como el «Burru antrueju», el «machu lanú», «la mona»; de peleles como «la tarara», «el cenizu», el «obispu jurdanu», los «diabrilluh», y los «mozos del guinaldu», acompañados todos ellos por una corrobra folclórica de tamborileros, cuyas melodías de antañas coplas y romances, amenizan bailes y danzas de antigua interpretación, provocando cantes, risas y alborozos, y que durante todo el día se encargan de conseguir una fiesta integradora de todo el tejido social.

Aparte del colorido folclorista, el carnaval hurdano tiene asociado una gastronomía propia, que se centra en la celebración de una comida de fraternidad entre todos los componentes carnavalescos, productos que se han obtenido de los famosos «guinaldus» ofrecidos por las gentes de los pueblos. El plato típico consiste en un potaje de alubias con berzas y patas de cerdo, regado con una buena polienta y hogazas de pan. Para reposar la comida, un buen aguardiente de madroños.

(Fiesta Declarara de Interés Turístico Regional)

Según la memoria histórica que conservan los lugareños, la fiesta de «La Enrama» data de hace unos 130 años atrás, teniendo en sus orígenes, según parece, una cierta relación con cultos de carácter regenerativo, propios de comunidades socio – céntricas y endogámicas opuestas a que cualquiera de sus miembros busque vínculos maritales fuera de su clan o tribu.

La fiesta se realiza en período estival, alrededor del día 24 de agosto, día en que se conmemora a San Bartolomé o San Bertol.

Consiste «La Enrama» en un emparejamiento temporal de mozos y mozas solteros del pueblo, a fin de facilitar futuros noviazgos.

La fiesta comienza unos días antes a la celebración final, con el ritual del sorteo de dichos mozos y una vez que las mozas ya están todas en sus casas (éstas no pueden asistir al sorteo). Se tienen preparadas unas bolsas con los nombres de los mozos y de las mozas por separado. Desde el Torreón, los «cantaoles» comienzan a sacar las papeletas a la vez que van gritando “¿con quién digo?, ¿con quién diré? La burra cana con el Tío José”, a continuación se saca la papeleta con el nombre del chico y de la chica y se canturrea al son del tamboril: “¿va bien? ¡Bien va! ¡Y si no…que se joda, que se joda, que se joda!, produciéndose así ya los emparejamientos, que posteriormente se harán públicos. Estos nuevos novios lo son ya formalmente a todos los efectos.

A partir de aquí, comienzan los preparativos, en donde las mozas confeccionan unos preciosos y originales ramilletes a partir de flores y juncos silvestres, entrelazadas y atadas con un lazo de seda blanco.
El día de San Bertol comienza la ronda. Los mozos, ataviados con su chaqueta, recorren las calles del pueblo acompañados por el tamborilero en busca de su pareja en suerte. En la misma puerta de la pareja, la moza le coloca en la solapa de la chaqueta del novio el consiguiente ramo, cumpliendo así el ritual. Los novios son recibidos con aplausos y vítores. Así sucesivamente, se recogen a todas las parejas del pueblo, finalizando todos en la plaza del pueblo.

Una vez que todos han recogido a su pareja, comienza la denominada «Jota del arco», que consiste en hacer un arco con los brazos de las parejas, pasando por debajo de ellos una tras otra, así hasta dar la vuelta completa a la iglesia. Terminada la vuelta, comienza la verbena popular, en donde cada pareja tiene la obligación de iniciarla con un baile. Después, el mozo invita a la novia a sangría, y es en ese momento donde la pareja decide si continúan o no con su noviazgo.

Y así finaliza esta fiesta, con renombre y tradición en toda la comarca. A través de esta fiesta, algunos participantes han llegado a contraer posteriormente matrimonio.

En la actualidad, en Pinofranqueado hay más de tres familias que se han formado a través de estos «rituales».

Es una festividad que concierne a toda La Mancomunidad de Municipios de Las Hurdes, celebrándose cada año en un municipio de la misma, coincidiendo siempre con el primer domingo de agosto.

La configuración de la fiesta es muy reciente, llevando apenas 14 años de existencia.

En un principio la fiesta sólo duraba un día, concentrándose todos los actos en él, pero actualmente se celebra una semana en donde se realizan todo tipo de actividades culturales (folclore, artesanía, gastronomía…), para culminar con el día grande de la fiesta que es el domingo. Esta fiesta tiene como finalidad la confraternidad de todo el pueblo hurdano, reafirmando el sentimiento de comarca entre todos los hurdanos.

Una celebración que ha empezado en el año 2.000 en Vegas de Coria y aparece con intención de que perdure. La matanza tradicional es realizada desde siempre en la zona de Las Hurdes, en donde las familias engordaban a los cerdos y en los meses de noviembre a enero procedían a su sacrificio para su consumo en los meses siguientes.

Cuando la familia procedía al sacrificio del cerdo se producía un hermanamiento entre vecinos y familiares que iban a ayudarles a los quehaceres propios de la matanza.

La iniciativa que se ha llevado a cabo por ADIC-HURDES, pretende que ésta se convierta en una celebración para toda la comarca y se realice en años sucesivos.

En este día se procede al sacrificio de un cerdo, de manera tradicional hurdana, y su posterior consumo, por parte de todas las personas que se reúnen en dicha fiesta.

Se come y se bebe animado, como es tradicional, por un grupo de tamborileros y una asociación de bailes regionales.

Asociación Folclórica «Los Antaños»
Presidente: Lucio García Crespo,
Tfnos: 927433002( Sede) 927433196( Particular)
10626 Nuñomoral (Cáceres)

Grupo Folclórico «El Pescador»
Vicepresidente: Juan.
Tfno: 927-674179
10630 Pinofranqueado (Cáceres)

Coros y Danzas de Nuñomoral
Presidente: Óscar Duarte Canuto.
Tlfno: 696435185
10626 Nuñomoral (Cáceres)
e-mail: oscarduartecanuto@gmail.com

La alquería de Aceitunilla es la elegida para esta celebración. Es una festividad de carácter nocturno, que consiste en que los mozos del pueblo rondan los balcones de las casas de la alquería en busca de las mejores macetas de «albehaca», cogiendo los mejores ramilletes que después lucirán en sus pechos o se pondrán detrás de la oreja.

Para que este hecho se produzca es necesario que durante el año se siembren y cuiden las macetas para que crezca la «albehaca», tarea que era propia de las mujeres solteras, que intentaban incluso demostrar quien tenía la maceta más hermosa de todas, para posteriormente ganarse el favor de algún mozo con todo tipo de piropos.

La fiesta se acompaña con sones de gaitas y tamboriles, animándose la fiesta a medida que va pasando la noche.

Esta festividad se celebra el día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, denominado comúnmente “El Magosto», que consiste en asar castañas en torno a una lumbre, siempre al aire libre.

Dentro del contexto general del «Magosto», está lo que comúnmente se denomina “La Chiquitía», que consiste en que mozos y mozas de las alquerías salen todos juntos a buscar las castañas al campo, o bien, piden “ La Chiquitía» por las casas, reuniéndolo todo para posteriormente hacer la celebración en torno a una hoguera al aire libre.

La unión y fraternidad de la comunidad es el elemento esencial, como así lo demuestra el trabajo que en conjunto se realiza para dar colorido y sentido a la fiesta, primeramente, buscando las castañas, para posteriormente ir a buscar la leña que avivará la lumbre que proporcionará los consiguientes «carvoches».
Siempre hay alguien que se encarga de mantener la lumbre bien encendida y de asar las castañas, siendo éste último el que va repartiendo el preciado manjar.

Antiguamente, las castañas se echaban directamente sobre la brasa, pero en la actualidad se utilizan sartenes viejas o latas agujereadas para tales menesteres, mucho más manejables y que permiten un mejor asado de las mismas, que se consigue una vez que previamente se han rajado, para que la cáscara no se infle y explote.

Encima de la lata o sartén se coloca un paño para evitar que éstas salten por los aires.

En esta festividad el fuego cobra especial importancia pues en torno a él se centra todo el jolgorio festivo, amenizado por bailes y cantes entre los presentes. También se tiene la creencia de que este «fuego de Todos los Santos» sirve para «calentar a las ánimas benditas» que por allí rondan.

Como toda boda empieza con un noviazgo que en este caso se forma dentro del mismo pueblo y consta de tres partes: el baile, la declaración y la entrada.

En el baile, los pretendientes se van buscando para bailar juntos, el primer baile y el último. Si esto pasaba, el noviazgo estaba consolidado.

Cuando no se podían celebrar fiestas, por ejemplo en Cuaresma, se producía el “Retozu”, en el que mozos y mozas salían al campo a realizar sus juegos (el más común el escondite) que llevaban en sí, una connotación sexual.

En cuanto a la declaración será la moza la que tome la iniciativa, ésta será la que proponga la entrada en casa de sus padres, si no surgía ningún problema, se consideraban novios. Si por el contrario los padres no se ponían de acuerdo, intentarían convencerlos de lo contrario. Dentro de este punto entra la conveniencia de “arreglar matrimonios” sobre todo para unir propiedades.

Cuando todo era aceptado, el novio entra en casa y viene a buscar a la novia, se formalizan las relaciones, las familias de ambos se juntan en casa de alguno de ellos. Este hecho del consentimiento es muy curioso. El novio iba a casa de la novia con una cachiporra con afán de cortejarla. Cuando llega a la casa, suele ser por la noche para no ser visto por otros vecinos, abre la puerta y tira la cachiporra dentro, preguntando al mismo tiempo: “¿porra adentro, porra afuera?”. Si le devolvían la porra afuera, no se consentía la relación, si por el contrario la porra quedaba dentro, era señal de que la formalización quedaba hecha. Todo esto se zanjaba con grandes comilonas a base de productos de la zona, chorizos, jamón, vino, carne…. Que aportaba el novio para agasajar a la novia y a los padres de ésta.

La boda costaba de 3 días, Víspera, Boda y Tornaboda.

Comienza la noche antes con la “Alborá” Cantos que el pueblo y familiares de los novios les hacen en agradecimiento. Los novios en compensación, les tienen preparado un convite de agradecimiento.

El día de la boda, se celebra en el pueblo de la novia, el novio va a buscarla a casa junto con sus familiares y van formando un pasacalle hasta la iglesia, todo acompañado de gaita y tamboril.

De la ceremonia se va a celebrar el convite en una casa del pueblo que sea amplia para acoger a toda la comitiva y a continuación se celebra en la plaza del pueblo el baile.

Al novio, no paran de vigilarle, en ocasiones hasta le ataban y lo soltaban solo para dejarle irse a dormir con su esposa, eso sí, después de pagar una cantidad de vino a los jóvenes para que éstos continuaran la fiesta hasta la madrugada.

Y al día siguiente acababan con la tornaboda, en la que los padres de los novios invitaban a los familiares mas allegados a comer.